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Guillermo I de Orange, el Taciturno

Aunque nacido en la ciudad alemana de Dillenburg, en los Países Bajos españoles (el 24 de abril de 1533), Guillermo I de Orange-Nassau se convirtió en Príncipe de Orange en 1544, cuando apenas contaba once años. Fue uno de los grandes rebeldes que se enfrentó a la Coroña Española (Carlos V le obligó a recibir educación católica, cuando sus padres eran luteranos). Tanto es así que sus andanzas fueron, entre otras, el detonante de la Guerra de los Ochenta Años, que acabó con la independencia de las Provincias Unidas en 1648.

Curiosamente llevaba el apelativo de el Taciturno por no expresar sus ideas de manera clara y contundente hacia uno u otro bando. Fue María de Austria, hermana del emperador Carlos V, quien se ocupó de la educación de Guillermo en Bruselas, aleccionándole sobre todo en las artes militares. Tuvo que ser un chico muy sagaz en estas lides ya que, con apenas 22 años, ya comandaba uno de los ejércitos imperiales.

A Carlos V lo sucede su hijo Felipe II, quien encarga a Guillermo de Orange las provincias de Holanda, Utrecht, Borgoña y Zelanda, con el fin de que iniciara en ellas una persecución religiosa contra los calvinistas. A Guillermo, a pesar de su carácter taciturno, esto no le agradaba demasiado, ya que él buscaba ante todo la libertad religiosa. Las revueltas comenzaron a sucederse contra Felipe II, en la que los calvinistas destruían imágenes y estatuas religiosas.

Estos disturbios provocaron la persecución tanto de protestantes como de católicos que propugnaban la libertad religiosa, de ahí que Guillermo de Orange tuvo que exiliarse junto a su hermano Luis. Estas revueltas fueron el germen de la Guerra de los Ochenta Años (1568-1648) que acabó con la definitiva independencia de los Países Bajos. Por esas fechas, la cabeza de Guillermo de Orange ya tenía un precio: 25.000 escudos.

Así, el 10 de de julio de 1584, en la ciudad holandesa de Delft, Guillermo de Orange era asesinado por el ultracatólico y seguidor de la realeza española, Baltasar Gerard. Este último fue detenido, torturado y asesinado, pero Felipe II recompensó a su familia con tierras y títulos nobiliarios tras acabar con la vida de Guillermo.

Foto Vía Lens on Leeuwenhoek