El escudo de Amsterdam: la herencia de San Andrés

Escudo de Amsterdam

Amsterdam tiene, como todas las ciudades de Europa, su propia iconografía heráldica. El símbolo que encarna el origen fundacional y cultural de la ciudad es la Cruz de San Andrés. Tanto en su bandera como en su escudo encontramos tres cruces de San Andrés como motivo principal.

La historia de San Andrés es asombrosa, como casi todas las que narran las vidas de los santos. Andrés fue el primer apóstol llamado por Jesús a predicar con él. Era hermano de Pedro, y primeramente fue discípulo de Juan el Bautista. Predicó en Grecia, la región del Mar Negro y el Cáucaso. Llegó a ser obispo de Bizancio, cargo que terminó deviniendo en el Patriarcado de Constantinopla. Por esto es considerado el padre de la Iglesia Ortodoxa griega.

Según la tradición, San Andrés fue detenido por Roma y crucificado en una cruz en forma de X, denominada por los romanos crux decussata. No fue clavado en ella, sino atado con cuerdas, para provocar su muerte por asfixia. En esta cruz estuvo, mientras moría, predicando la palabra de Dios a todo el que pasaba a su lado. El martirio duró dos días.

En el escudo de Amsterdam se dibujan, alineadas, tres cruces de San Andrés. Algunos historiadores sostienen que además de su simbología religiosa, también aluden a las tres plagas que históricamente más perjudicaron a la ciudad, y que fueron más temidas por sus habitantes: Las inundaciones, los incendios y la peste. En el siglo XVI al escudo, que sólo contaba con las tres cruces, se les añadieron dos leones rampantes, uno a cada lado.

El lema oficial de la ciudad, que también puede verse en el escudo completo, es: ‘Heldhaftig, Vastberaden, Barmhartig’, es decir, ‘Valiente, Decidida, Misericordiosa’. Estos atributos fueron concedidos por la reina Guillermina en 1947, homenajeando a la resistencia que Holanda ofreció al invasor nazi en la Segunda Guerra Mundial. Guillermina, de la casa de Orange-Nassau, fue reina desde 1898 hasta 1948.

Sobre el escudo se sitúa la Corona Imperial de Austria, que fue otorgada a Amsterdam en 1489 por el emperador del Sacro Imperio Romano Germánico, Maximiliano I de Habsburgo, en su condición adicional de Archiduque de Austria. De este modo agradeció a la ciudad los servicios ofrecidos a la Corona en tiempos pasados y presentes.

Detentar la corona imperial fue de gran importancia para la Holanda del futuro. El incipiente comercio de la Baja Edad Media holandesa se benefició del pasaporte, y en ocasiones salvoconducto, que suponía llevar la corona imperial en sus viajes y exploraciones comerciales. El germen de la Holanda comercial que vería la Edad Moderna daba así comienzo. La Holanda de los marinos, de los aventureros, de los viajeros. La Holanda cosmopolita.

Foto Vía: Flickr

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