Un paseo por la Frisia del Dr. Slump
Disimulad la broma. Al ver la bandera de la Frisia holandesa, en el norte del país, bañada por el Waddenzee y limítrofe con la provincia de Groningen, recordé los estupefacientes dibujos animados de mi infancia: la superlativa Arale, su creador el profesor Slump, la arrebatadora profesora de cuyo nombre apenas puedo acordarme. La bandera, ya lo veis, tiene la inocencia de los dibujos: franjas blanquiazules jalonadas con abombados puntos rosados que parecen corazones.
Sin embargo, la vida en Frisia poco se asemeja a las disparatadas historias que ocurrían en la aldea de Arale, ni veremos sobrevolar nuestras cabezas por dinosaurios voladores que nos digan la hora. Frisia en su conjunto tiene una figura más apacible. Los colores de este inmenso cuadro, donde abundan tanto los lagos, los canales, la presencia del agua, a pesar de todo no se dejan vencer por la corrosión de la humedad. Y si los pintores holandeses han creado escuela será porque la luz esconde una intensidad secreta.
Lo dicho vale para toda Holanda y también, claro, para la dulce Frisia. Esta región de carácter agrícola es una de las zonas con menor densidad de población, entendiendo que la ocupación del territorio sigue estando muy, pero que muy por encima de un país como España. Su capital es Leeuwarden, que no llega a los 100000 habitantes.
Anotaremos unos cuantos puntos de interés de entre los numerosos pueblos y pequeñas ciudades volcadas al mar o contemplando, cual narciso, su agraciado rostro en las aguas de los miles de canales que desde hace siglos les sirven de espejo. Así, al antiguo puerto de pescadores que era Makkum, famosa por su cerámica esmaltada, que no desmerece la producida en Delft. En Makkum hay una fábrica que funciona desde 1594. A eso se llamar tener constancia.
Los amantes de la vela deben poner a Hindeloopen en su punto de mira. Casitas, casas y casones mantienen un aspecto eterno, como los canales. A no perderse el Hidde Nijland Museum, donde se cobijan reconstrucciones de los hogares familiares del norte holandés, así como se guarda la memoria de costumbres y tradiciones de la historia local.
Sneek es una de las ciudades más importantes. La náutica y todo lo que se refiere a deportes acuáticos están de fiesta en la Semana de Sneek, y en general a lo largo del año. La ciudad acoge un importante Museo de navegación y su Puerta de Agua, construcción del XVII, es uno de sus rasgos más característicos. Sin olvidarnos, por cierto, de su hermosa Iglesia Mayor.
Pero la región en su conjunto ofrece alternativas para el ocio en un medio de profundo respeto por la naturaleza. El tempo es de adagio, majestuoso por momentos, incluso a través de la múltiple oferta deportiva: la vela, los viajes en barco, el golf y, por supuesto, el patinaje y la bicicleta no parecen, la verdad, los deportes más estresantes.
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