Chapuzón de Año Nuevo en La Haya

Scheveningen

2010. Nuevo año, nuevas ilusiones, pero el mismo cuerpo envejecido y torpe, taimado, concupiscible o asceta, dolido y doliente. Quien no se conforma, sin embargo, es porque no quiere. Hay muchas maneras de empezar un año. De un lado del televisor, por ejemplo, los resacosos comensales continuando la saga de comilonas navideñas. Del otro, las imágenes de miles de inconscientes arrojando su cuerpo al fondo de aguas heladas.

Tal lo ocurrido en varios puntos de Holanda. El chapuzón de Año Nuevo es ya toda una tradición en ciudades como La Haya. La playa de Scheveningen es el escenario en el que centenares de personas deciden celebrar el ‘comienzo’ de un nuevo período orbital de la Tierra (dicho así suena un poco raro,sí, además es claro que una órbita no tiene principio ni final, ¿no?), de una manera que aúna lo festivo, lo lúdico, lo deportivo y hasta lo gastronómico.

Este año han sido más de ocho mil personas las que han acudido a Scheveningen. No sabemos cuántas estarían todavía dominadas por los vapores etílicos de la Nochevieja (escépticos que somos), pero en cualquier caso es una cifra admirable. El acto comenzó, como siempre, a las 12.00. Y también como siempre acabó, para la mayoría, a las 12.00 y 05 segundos. Locuras sí, pero las justas.

Es todo un acontecimiento digno de ver, un espectáculo lleno de color. Esta peculiar manera de celebrar el Año Nuevo está vigente en La Haya desde 1960. Con los años, se han unido distintas organizaciones, clubs y hasta el cuerpo de bomberos de la ciudad. No es de extrañar, por lo tanto, las numerosas banderitas que jalonan y alegran el paisaje de la playa de Scheveningen.

Para los aventureros y temerarios será menester recordar lo siguiente: no se os ocurra lanzaros a las aguas del mar del Norte de buenas a primeras. Estas cosas comprenden, por lo común, un trabajo anterior. Las gentes que se bañan un 1 de enero con la temperatura del océano a bajo cero normalmente lo llevan haciendo desde meses atrás. Es decir, han acostumbrado al cuerpo de antemano.

Y como a toda audacia le sigue su merecida recompensa, tampoco este año a los bañistas se les negó su premio. Un plato de sopa típica ante el cual, no lo dudamos, todos habrán entonado un agradecido Hosanna… Pues nada, feliz año y ¡viva la Pepa!

Imprimir

Etiquetas: ,

Categorias: La Haya



Comments are closed.