Arte en los museos de La Haya
La Haya no da tregua a los amantes de la pintura y 2010 ha empezado confirmando la condición excepcional de la ciudad que alberga la sede del gobierno. No es de extrañar, si consideramos el número de santuarios dedicados a las bellas artes que hacen de La Haya un destino-delicatessen.
Así, el Mauritshuis, el Museo Municipal, el Panorama Mesdag o el Museo Escher, por citar algunos, dan viva muestra de lo que significa un potente circuito artístico, además de ofrecer al ciudadano la posibilidad de desarrollar una verdadera educación estética. En todo caso, está en nosotros el aprovechar o no tal posibilidad.
Como os decíamos, los museos de La Haya siguen, en cuanto a la calidad de sus exposiciones, una inercia fabulosa. Hace un par de semanas, en el Mauritshuis y bajo el rótulo de Made in Holanda: viejos maestros de una colección privada americana, autóctonos y extranjeros pudieron contemplar valiosas obras de grandes pintores holandeses (Rembrandt, Frans Hals, van Mieris, Avercamp), siendo así que algunos de los cuadros de la colección eran por vez primera expuestos al escrutinio público.
Apenas una semana después la atención recayó sobre el Museo Municipal. Desde el 6 de febrero, el suceso es Kandinsky und der Blauer Reiter, Kandinsky y el jinete azul. La exposición pone en perspectiva la pintura expresionista, de la mano de dos de sus vértices principales: Mondrian y Kandinsky.
Kandinsky (1866, Moscú-1944, Neully-sur-Seine) se esforzó durante buena parte de su vida por conseguir nuevas formas de expresión pictóricas que reflejasen un nuevo concepto del arte. Esa lucha acaba explosionando a finales de 1911, cuando se inaugura en München, Múnich, la primera exposición de El jinete azul casi al mismo tiempo que se publicaba su escrito Sobre lo espiritual en el arte. El color y la forma se independizaron, de la mano de Kandinsky, de sus servidumbres para con el contenido. Aquella revolución, sin embargo, no fue de fácil digestión.
Dos exposiciones, una pasada y otra pasando, que se complementan con la que pasará, de nuevo en el Mauritshuis, cerrando el virtuoso círculo. Naturalezas muertas y flamencas, cuya inauguración está prevista para dentro de dos semanas, ofrece un recorrido por distintos pintores holandeses en su relación con un tema exquisito: las flores.
O, para ser exactos, las flores como naturalezas muertas, como bodegones. Un elenco de primas donnas de la pintura holandesa y flamenca del siglo XVII y primera mitad del XVIII, donde brillan particularmente dos pintoras: Maria van Oosterwijck y Rachel Ruysch. Venga pues, muchachos ¿quién dijo que los museos le producían urticaria? A vacunarse ya mismo.
Foto vía: rhumbasycanvas

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