Deportes tradicionales de Holanda

Korfball

El boom de la profesionalización deportiva no ha podido impedir, afortunadamente, el resurgimiento de los deportes tradicionales. De hecho, las sociedades más modernas y avanzadas no dejan de ser las que más dispuestas se muestran a la hora de proteger sus raíces. También en este ámbito, el del deporte.

Así Holanda. Los holandeses, los europeos del norte, son grandes aficionados a muchos juegos y actividades, ya sea al aire libre o en recinto cerrado (casi una obligación a partir de octubre debido a las condiciones climáticas en buena parte de Europa). Conocida es la pasión holandesa por el ciclismo, la natación, el hockey o el patinaje, por no hablar del fútbol, claro.

Pero al mismo tiempo, hay otros deportes, autóctonos, nacionales por llamarlos así, o simplemente minoritarios y que no rebasan el ámbito amateur, que cuentan sin embargo con cientos de seguidores. Algunos de esos deportes parecen, en una primera impresión, un tanto peculiares:

Por ejemplo el fierljeppen, que en lengua frisona significa algo así como “saltar lejos”. Consiste en correr y saltar sobre una pértiga fijada verticalmente en un canal de agua, luego se gatea hasta el extremo mientras se intenta mantener el equilibrio de la pértiga orientándolo hacia la otra orilla, a la que se llega con un aterrizaje no demasiado suave.

Practicar el fierljeppen requiere sino un cuerpo de atleta al menos sí uno acostumbrado a cierta actividad física. En cambio, el beugelen, considerado en ocasiones el precursor del billar moderno, semeja cosa más pausada y tranquila. En una cancha de tierra (medidas de 5×10 metros) dos equipos (individuales o por parejas) se enfrentan en un juego de precisión y táctica.

Con una especie de bates se golpean una bolas bastante pesadas y en medio de la cancha hay una pequeña portería anillada. Cada vez que una bola pasa por debajo de la anilla los equipos suman dos puntos. El primero en llegar a 30, gana la partida.

Tanto el fierljeppen como el beugelen son juegos antiguos, con varios siglos de historia. Además, todavía siguen muy circunscritos al territorio holandés o, como mucho, belga. El korfball, en cambio, es un deporte moderno, que nace también en tierras de Holanda en los comienzos del siglo XX.

El korfball o balonkorf, una especie de baloncesto arcaico, es un juego que destaca los valores del olimpismo, al menos tal como se entendió al principio la retórica olímpica que defendían los precursores, con el Barón de Coubertin a la cabeza.

¿Por qué lo decimos? Pues porque los equipos son mixtos, no hay especialización por puestos sino que los miembros van rotando su posición y apenas se necesita más equipamiento que un balón (de fútbol) y un cesto colocado a una cierta altura. El korfball, por cierto, ha prendido con fuerza en Cataluña.

Por último, el kaatsen o frisian handball, como lo llaman los anglosajones. Igual que el fierljeppen es un antiquísimo juego originado en Frisia. Sus reglas parecen una mezcla entre la pelota vasca y el tenis. Dos equipos de tres jugadores compiten en una cancha de más de 60×30 metros. Se utiliza una pelota de 24 gramos y 3 centímetros de diámetro, que se golpea de manera exclusiva con la mano, desnuda o protegida por un guante.

Foto vía: alumni.eusu.ed.ac.uk

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