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Practicar cicloturismo en Holanda

Se repite hasta la saciedad: Holanda es el paraíso del cicloturista. Es un tópico, sí, pero al fin y al cabo cierto. Ahora bien, ha llegado el momento de pasar del dicho al hecho, y para eso es casi nuestra obligación recomendar rutas, ofrecer consejos prácticos y advertir sobre datos relevantes.

Los datos son sorprendentes. En Holanda hay aproximadamente unas 18 millones de bicicletas y lo más significativo es que la mayoría de ellas no agoniza en los desvanes sino que son utilizadas de forma habitual.

Nada extraño por otra parte, si tenemos en cuenta que la red viaria a disposición de los ciclistas supera los 17000 kilómetros, con miles de ramificaciones que permiten atravesar Holanda de norte a sur siguiendo itinerarios poco menos que personalizados.

Esta presencia social del cicloturismo tiene consecuencias obvias, como la posibilidad de alquilar una bicicleta en sitios en los que uno, de encontrarse en países mediterráneos, no lo esperaría, o que lugares de tránsito y pernoctación estén preparados para recibir a tal clase de turistas.

Sin embargo, esta buena disponibilidad de toda Holanda para la práctica de la bicicleta no significa que no debamos tener presentes algunas precauciones. Por ejemplo, la que considera la eventualidad climática. El invierno es húmedo, frío, y los días son muy cortos. La mejor época, sin duda, es en verano, pero también la primavera, estación en la que nos encontramos, ofrece paisajes únicos.

Aunque el hecho de que Holanda sea plana acaso mueva a la tristeza de quienes, no temiendo las empinadas cuestas, se regocijan al mismo tiempo cuando la carretera desciende precipitadamente. Un elemento a no olvidar es el viento, sobre todo en zonas próximas a la costa, que puede resultar bastante molesto.

Como os decíamos, la cantidad y calidad de sendas y trayectos hará las delicias del aficionado a las dos ruedas. Existen, además, una serie de rutas de largo recorrido, las LF (Landelijke Fietsroutes), que atraviesan el país de norte a sur y de este a oeste prolongándose en ocasiones fuera del territorio holandés.

Teniendo en cuenta lo densa de la red cicloturista, lo de menos es el punto de partida. Desde cualquier lugar podremos llegar a cualquier otro. Ahora bien, si elegimos volar hasta Ámsterdam, no estará de más saber que en derredor de la mayor ciudad holandesa hay un par de rutas muy interesantes que tienen a Ámsterdam como principio y fin.

Una hacia el sur, en sentido contrario a las agujas del reloj y cuyas etapas nos llevarán hasta Haarlem, Leiden, Delft, Rotterdam, Vianen y de nuevo Ámsterdam. Y otra hacia el norte, en sentido horario, que atraviesa Alkmaar, Den Helder, Oudeschild, Den Oever, Enkhuizen y Volendam, antes de regresar a Ámsterdam.