Den Bosch, El Bosco Animado

Se abre el telón: aparece nuestro destino de hoy dominado por una notable agitación. Los ciudadanos van y vienen, charlan alegremente, asisten a conciertos al aire libre, se sientan en las terrazas, corretean por los canales, dan pedaladas al lado de la catedral o afluyen cual desatada marabunta a los variados museos de la ciudad.

Se cierra el telón. ¿Cómo se llama la película? El bosque (Den Bosch) animado. Qué gracia que tiene este blogger. ¡Arráncalo, por dios!

Den Bosch es en realidad s-Hertogenbosch, el bosque del duque, capital de la provincia de Brabante Septentrional que da nombre a su hijo más conocido, Hieronymus Bosch (cuya estatua está en la plaza del mercado), El Bosco como decimos por aquí, tan célebre que hoy día es más bien al contrario siendo el pintor casi el que da nombre mismamente a la ciudad.

Pero no hay cuidado: si El Bosco pintaba deliciosos jardines, su ciudad natal no otra cosa es que una verdadera maravilla. Con sus canales, sus calles antiquísimas, su plaza muncipal, sus casas de ladrillo medieval, su inconfundible aroma de Holanda meridional

Den Bosch es una urbe poco más grande que Santiago de Compostela. Sus puntos de interés parten del edificio histórico del Ayuntamiento, barroco del XVII, siguiendo por De Moriaan, dicha la casa de ladrillo más vieja de Holanda, si es que no del mundo.

La casa, a la que se la conoce popularmente como El Castillo, es del siglo XIII, una barbaridad. Evidentemente ha sufrido importantes modificaciones, y sobre todo hace medio siglo hubo que reformarla en parte. Pero, en todo caso, el resultado hoy es una mezcla con múltiples elementos arquitectónicos con más de 800 años y sensatos cimientos actuales. Por cierto que la historia de la casa da por sí sola para una novela.

Luego está la catedral de San Juan, gustándose, hermosa, levantada entre finales de la Edad media y pleno período ya renacentista. Su órgano del Setecientos es uno de sus tesoros.

La cultura está bien defendida en Den Bosch. Teniendo ese hijo pródigo no podía ser de otro modo. También el hecho de ser capital provincial explica el buen número de museos que merecen la pena. Así, el Noordbrabants Museum o Museo de Brabante del Norte, con una colección de obras del propio Hieronymus, o para entrar en el imaginario del pintor, el Centro de Arte Jerónimo (castellanizado) El Bosco. Por no hablar del Museo de Arte Contemporáneo.

Finalmente, nuestro tour puede rematarse visitando los viejos muros defensivos o Vestingswerken de la ciudad, que tanto valían para contener a los enemigos como a la marea. Existe un centro para visitantes, Het Bastionder, que funciona como museo de historia militar. Además, muy cerca de allí se abren paisajes naturales de mucho interés ecológico.

Foto vía: focusgallery

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