Franeker y el planetario más antiguo del mundo

Franeker

Es posible que muchos piensen que Holanda es Amsterdam y poco más, o que en su viaje a la capital no se hayan planteado nunca el hacer alguna que otra excursión por los alrededores. Craso error, habida cuenta de la gran cantidad de atractivos en forma de paisajes, ciudades históricas y pueblos pintorescos que se derraman por el mapa holandés.

Hoy nos vamos hasta el norte del país, concretamente a la región de Frisia, para visitar y conocer Franeker. A decir verdad no es uno de los grandes destinos turísticos de Holanda, pero sí que cuenta con algunos detalles curiosos además de ser un lugar típicamente holandés. Con sus casi quince mil habitantes, tal vez algún que otro amante de la astronomía sí que conoce Franeker, ¿verdad?.

Franeker fue una de las ciudades universitarias más importantes de la Holanda de los siglos XVI al XIX. Tanto es así que por aquí estuvo estudiando incluso un tal René Descartes. Pero la fama de Franeker se debe especialmente a su antiguo Planetario Eise Eisinga, el planetario más antiguo del mundo. Lleva el nombre del astrónomo holandés, muerto en Franeker en 1828, quien precisamente construyó este planetario en su propia casa.

Este planetario se puede visitar en una pequeña casa del siglo XVIII situada junto al canal de Franeker. El planetario se halla en el techo del salón principal y Eise Eisinga lo construyó para tranquilizar a los habitantes de Holanda, ya que el ministro frisio, Eelco Alta, había predicho en 1774 que varios planetas se acercarían tanto unos a otros que la Tierra saldría despedida de su órbita y se acercaría tanto al sol que quedaría destruida.

Además de la visita al planetario nada mejor que dar un paseo por la coqueta ciudad. Casas típicas con sus fachadas escalonadas, la belleza pintoresca de los canales y algunos monumentos. Entre ellos hay que citar la Iglesia de San Martín, construida en estilo gótico en 1420, o el Ayuntamiento, de finales del XVI. Precisamente el Planetario se encuentra en uno de los edificios a la izquierda del ayuntamiento.

La última de las visitas la hacemos al Museo Geemente, museo cívico de arte, artesanía y etnología, situado en un hermoso edificio construido a mediados del XVIII.

Franeker es una ciudad curiosa e imprescindible para los amantes de la astronomía. Pintoresca y típicamente holandesa, su encanto radica en la sencillez de sus proporciones. Merece la pena una excursión hasta el norte de Holanda para verla.

Foto Vía Gerhard Eshuis

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